10 cosas que hizo la terapia Gestalt por mí:

Crecí estando cómodo con todo lo que había experimentado hasta mis 35 años. Pensaba que las cosas que mi familia me había enseñado eran sagradas y me motivaban a ser una mejor persona.

 Sin embargo, cuando digo “cómodo” no me refieron a feliz.

 Crecí pensando que mi vida estaba mal por diferentes razones: no haberme casado a la edad correspondiente, no tener hijos, mis preferecias sexuales, no obligarme a asistir a compromisos donde no quería estar, dedicarme tiempo para mí y no ser practicante de la religión que me inculcaron.

 ¡Crecí creyendo que estaba defectuoso!

 Cuando cumplí 35 años, decidí empezar a estudiar terapia Gestalt. Tomé esta decisión gracias a una situación que me hizo sentirme perdido en medio de mi camino.

 Duarnte esos años, también tuve que hacer terapia como paciente. Fue en ese momento, cuando empezó mi camino de autoconocimiento y aceptación, en el que, indudablemente, me sigo enfrentando con “el ser que el ambiente contruyó”.

 

Pero, ¿qué hizo la terapia Gestalt por mí?

1) Descubrí que quiero vivir una vida más auténtica, escogida por mí y no motivada por el “qué dirán”.

 

2) Tomé consciencia de que vivía bajo un sistema de creencias que no había escogido para mí y que muchas veces me frustraban.

 

3) Descubrí que mi camino no es el mismo de otros, ni el de otros debe ser el que yo elegí para mí.

 

4) Entendí que no decidir y dejar que otros decidan por mí, es también una decisión.

 

5) Vi al Victor que le ponía pausa a su propia vida por miedo a ser juzgado o rechazado.

 

6) Hice consciente que estaba enganchado a un estilo de vida que me mantenía evadiéndome todo el tiempo.

 

7) Aprendí el significado de ser un ser holístico y ahora soy consciente del balance que quiero entre mi mente, cuerpo, emociones y espíritu.

 

8) Dejé fluir mis ganas de vivir en diferentes países y aprender de distintas culturas; lo que me ha dado la oportunidad de adoptar nuevos conceptos y volverme más humano.

 

9) Descubrí que para yo poder estar en paz conmigo, tenía que seguir mi instinto aunque ese instinto chocara con ese otro yo.

 

10) Experimenté mis sentimientos, acepté que era un hombre sensible y más nunca decidí ser un evasor de mí mismo.

Por eso, hoy quiero aportar lo que he aprendido y sigo aprendiendo para que tú también te redescubras, reinventes y puedas construir un nuevo ser, con creencias y valores diferentes, que te hagan sentir bien.

Anterior
Anterior

3 formas de practicar el autoconocimiento

Siguiente
Siguiente

Cómo sobrellevar emocionalmente la migración